Mein Engel über den Himmel ~ IV. “La Cacería”. (cont.)

XLVI. El don sagrado.

   El hombre caminaba pesadamente entre la nieve a un ritmo que asemejaba una maquina de guerra francesa, con suficiente porte como para darse cuenta de su propia imponencia. No se preocupaba mucho por su apariencia, ese hombre había disfrutado grandes y vastos banquetes en el extranjero, incluso había recibido una condecoración por su servicio, era un hombre orgulloso de sí mismo. No solía pensar en su pasado pero siempre tenía la mente fijada en el presente, en realidad no le importaba mucho mirar al futuro «Es como perder el tiempo que ni siquiera ha llegado.» Pensaba mientras miraba con recelo las primeras luces en el horizonte. Un movimiento irregular y parecido a una centella se movía entre los setos y un pequeño tronco muerto que tenía ya dos años de haber caído ahí. Se detuvo y sacó de su bolsillo un revólver anticuado y cansado que apenas había podido sobrevivir la primera guerra mundial; alzó la mirada con dirección a su derecha cuando una visión aterradora y asombrosa se presentaba frente a él, bajó la mirada y echó mano a su bolsillo.

No te puedo mirar pero sé que estás ahí. Preséntate Injuriado, tengo más monedas que dar a cambio de un pequeño favor que debo pedirte.

   El hombre lanzó un par de monedas a los pies de Errem Strain mientras se inclinaba en reverencia, el Apóstol las levantó y examinó profundamente con sus profundos ojos vacíos, miró al hombre, miró de nuevo las monedas y las metió a su saco. Mecánicamente en movimientos entre cortados y estáticos dio media vuelta y encorvado comenzó a arrastrar los pies con un ritmo constante. El hombre no tuvo mejor oportunidad para entrar al pueblo.

*

-Francamente preferiría no ir, señor VanFleet. No creo que sea el momento indicado.

-¿Qué es lo que te detiene Abigail? ¿Acaso no te interesa conocer la verdad?

-La verdad es lo que es, y todos vamos a conocerla en su momento. Pero ahora no lo es. Por favor no vayamos, me asusta ese lugar, además ya hay dos ahí, no quiero saber qué pasará si se unen los otros dos que faltan.

-No entiendo. Hace unos momentos hasta te emocionaba la idea de tener que enfrentar a esos monstruos, y ahora te has acobardado.

-Yo tampoco lo entiendo. No recuerdo haber dicho tal cosa, yo no fui. Por favor suélteme o pediré ayuda. Estamos en el cuartel de la policía. No me obligue.

-¿Qué pasa contigo?  De un momento a otro cambiaste totalmente de actitud, como si…

-Como si fuera otra persona.

   Marcovick estaba de pie en el marco de la puerta mirando la escena tranquilamente. Al sorprenderse, Lucius soltó el brazo de Abigail quien trastabilló un poco hasta encontrase lo suficientemente cerca del sofá, para dejarse caer encima.

-¿Superintendente? No lo escuché llegar. ¿Qué hace aquí?

-Eso es lo que yo debería preguntarte Lucius.  ¿Por qué razón molestas a la señorita Rosenthal?

¿Lo sabe?…  ¿Quién es ella?

-«Ellas», dirás. No sé de qué forma explicarlo para que me entiendas, pero creo que no tengo muchas alternativas. Abigail Rosenthal, como seguramente habrás ya descubierto, es descendiente de la otra familia fundadora. Cuando llegó aquí, según los reportes, era una chica silenciosa y más bien tímida, sin embargo, bajo emociones fuertes o incluso con una sorpresa cambiaba radicalmente de personalidad. Después de un estudio, por el cual fui llamado de vuelta al pueblo, era en parte para comprobar esto. Si Abigail era la verdadera descendiente, no solo nos encontrabamos ante un milagro, sino que aun era tiempo para ayudar a la niña si lo necesitara. Cuando llegué, pude comprobar su trastorno mental. Por eso no ha salido de aquí, ni puede hacerlo. Al menos hasta que la Asamblea lo autorice.

-¿Cómo pudo diagnosticar eso? ¿Personalidad múltiple? ¿En una niña? 

-Es comprensible, dado el infierno que ha vivido. No todos nacemos en un lecho de rosas como tú.

-Eso no tiene nada qué ver. Pero entonces, si una es Abigail ¿Quién es la otra?

-Cuando cambia, hemos visto dos patrones importantes; la parte pasiva es muy influenciable y es más cooperativa, pero la parte activa se mostraba más extrovertida y mucho más pasional, en éste estado es imposible dialogar con ella y por momentos hasta tiende a ser tétrica, mientras que la parte pasiva es más dulce y atenta. En lo que a mí respecta, las dos partes siguen siendo Abigail, o al menos eso creemos. No es nada fácil sobrellevar esto en un lugar tan pequeño ¿Sabes? La vida en el cuartel cambió por completo desde que llegó esta niña. Y después de todo lo que ha vivido, lo menos que podemos hacer por ella es cuidarla.

-No estoy muy seguro, pero lo comprendo. Dígame qué hacer. Estoy exhausto y demasiado asustado como para comprender qué está sucediendo aquí. ¿Qué tiene que ver la Asamblea con todo esto? ¿Qué es en realidad la Asamblea?

-Algo que dijo Abigail es cierto. Hay un tiempo para todo, Lucius, ella se va a quedar aquí hasta que la Asamblea lo autorice, y será entonces, muchacho, cuando encontrarás todas las respuestas que buscas.

~Katzenberg.

~ por Katzenberg en febrero 16, 2015.

Deja un comentario